miércoles, 12 de enero de 2011

Profesor Roberto y Mister Chochobarbi

Había una vez un hombre llamado Roberto Mark Johnson. Era un buen hombre y un gran profesor de dibujo, por no hablar de su gran atractivo físico. Daba clases en un pequeño instituto y todos sus alumnos le querían:
-¡Hola Don Roberto Mark Johnson! (Con tonillo de decir hola a los profesores y a los nuevos alumnos en las películas americanas)
-¡Hola queridos alumnos! Hoy vamos a dibujar floripondios.
-¡Viva! Viva nuestro profesor, profesor, profesor. Viva nuestro profesor, profesor, pro.

Pero nuestro querido profesor ocultaba un oscuro secreto. Al anochecer sufría una terrible transformación: su pelo se alborotaba, su acento se volvía andaluz, se hacía gay y… ¡le salía un chocho en el mentón! Convirtiéndose en… ¡Mr. Chochobarbi John Markson!
Con su nueva personalidad salía a la calle en busca de jovenzuelos a los que seducir, cantándoles insinuantes saetas para llevárselos a la oscuridad… ¡y hacerles un desgarro en el mentón! Y otro en el ojal, ya de paso. (ojal = ojete)
La maldición sólo desaparecía con los primeros rayos de luz.

Roberto Mark Johnson no sabía qué hacer para acabar con esta maldición. Se pasaba los días rebuscando en el cuarto oscuro de su aula algún pergamino, algún libro o texto donde pudiera encontrar un remedio, pero no había suerte, quizás influyera la falta de luz en dicho cuarto.

Y eso no era lo peor. Lo peor era que cada vez la transformación ocurría antes y era cada vez más violenta ya que el poder de Chochobarbi John markson iba en aumento; su pelo se alborotaba aún más, su acento era cada vez más andaluz y el orificio de su mentón era más pronunciado, lo que a su misma vez le confería un atractivo irresistible. Por no hablar, de que la transformación tardaba más tiempo en desaparecer.

Un día ocurrió; con las primeras luces del día Chochobarbi John markson seguía allí. Incluso fue a dar la clase de dibujo. La escena era para verla: Un hombre con pelo alborotado, un mentón extraordinario y una melodiosa voz. Al principio nadie se percató del cambio, los alumnos pensaban que el profesor Roberto Mark Jonhson no habría dormido bien. La clase iba sin problemas hasta que Chochobarbi John markson empezó a mostrar su verdadera personalidad llamando a los alumnos a su mesa para luego gritarles en su cara que que hacían allí, miraba a los zagales con mirada juguetona, daba gritos y cantaba saetas para que la gente se callara. ¡Riiiing! Sonó el timbre y los alumnos salieron corriendo despavoridos.

De pronto, el profesor empezó a sufrir convulsiones y quedo tendido en el suelo. Al despertar volvía a ser Roberto Mark Johnson. Harto de aquella situación, decidió que ese mismo día encontraría una solución. Vació por completo el cuarto oscuro pero allí no había nada. Desolado se derrumbó sobre su escritorio. Abrió el cajón en busca de un kleenex y… ¡Tachán! Allí estaba el puñetero pergamino milagroso.                  Con manos temblorosas desenrolló el pergamino y lo leyó. Para librarse de la maldición tenía que dibujar en el suelo un circulo con el compás mágico de la cuerda que casualmente estaba en su pizarra, fíjate que suerte, dejando un margen de 2cm a la izquierda y 1cm a la derecha. Una vez hecho esto, debía colocarse en el centro y recitar las siguientes palabras: “Ele los pirineos, ele los pirineos. Olé la fruta fresca, la fruta fresca, la fruta fresca”

Dibujó el círculo, se situó en el centro, dijo las palabras mágicas… y no pasó nada. Roberto Mark Johnson no sabía qué mierda pasaba. Se miró a un espejo y no notó nada raro, nada había cambiado en él a simple vista… pero, de pronto, empezó a notar algo en su mentón. Primero era como un lunar, que se iba haciendo más grande y más profundo, no paraba de crecer y de profundizar. Y una voz andaluza sonó en su cabeza.
-Arsa! Yo te manejo a ti mi arma, yo ganaré y tu mentón tendrá el surco más grande del mundo para siempre JA JA JA (risa malvada)
-¡Noooooo! ¡Jamás lo permitiré! Mis alumnos me necesitan pedazo de barbilla-chocho!
Estalló una violenta batalla entre ambas personalidades, tan pronto era Chochobarbi John Markson como Roberto, el desgarro de mentón aparecía, desaparecía, crecía hasta alcanzar medidas desproporcionadas, se hacía pequeñito como la punta de un alfiler.

Chochobarbi John Markson no paraba de reír, creyéndose ya ganador, sin sospechar que Roberto escondía un as bajo la manga. Las palabras mágicas definitivas para derrotar a Chochobarbi:
-No te rías tanto Mr. Chochobarbi John markson. Acabaré contigo: “ UN SILENCIO DE RESPETOOOO”
-Nooooo, ¿cómo lo has sabido? ¡Ahhhh!
Explosión de luz y cortinilla de estrella.

Roberto John Markson despertó. Ya no sentía ni rastro de Chochobarbi en su interior, sin embargo notaba una extraña sensación en el mentón. Se dirigió al espejo y el horror se reflejó en sus ojos al comprobar que un orificio había quedado en su mentón… para siempre.
Fiiiin.

Moraleja: Un orificio en el mentón siempre queda bien.

4 comentarios:

Natalia Fernández dijo...

jajajaaaaaaaaaaaaaaaaaajajajajajajaja
tia esto lo has visto todo en un sueño revelador, verdad?
jajajaja, cuando has empzado con lo dl circulo y los margenes no podia más!!!
También me ha encantado lo de corinilla de estrellaaa....
grandioso! a los pies de su ojete!

Lau dijo...

¡¡Gracias señora!! Sabía que tu lo entenderías todo todito jajajaja. Es que el xoxobarbi es mi musa jajajajaja

Natalia Fernández dijo...

xcierto q cn corinilla queria decir cortinilla, esta claro! jajajaja

Lau dijo...

Lo dí por hecho madame jajaja