20 de Octubre
Querido diario, dos puntos.Nat y yo hemos quedado a las 12h en la estación de autobuses. Como había overbucking en el bus, Nat ha tenido que sentarse al lado de un jovenzuelo que no sé como la miraba, si con ojos de pasión o de muerte.
Hemos llegado al aeropuerto, donde Marta nos esperaba sin una pancarta, una indecencia, lo sé. Nos ha contado cierta cosa sobre cierto detective y hasta ahí puedo leer. Tú sabes a lo que me refiero, yo también lo sé y Julia también lo sabe. Mientras esperábamos que se hiciera la hora de coger el avión, porque el vuelo llevaba una hora de retraso, Nat hizo su fantástica actuación de “serenata nocturna”, recibiendo una gran ovación por parte de los pasajeros del vuelo con destino a Bremen. Mientras Nat hablaba por teléfono, un señor divino con sombrero nos pidió permiso para sentarse, recibiendo por respuesta la absoluta indiferencia por parte de Marta.
Tras una hora de espera, ¡volamos hacia Bolonia!
Al llegar, seguimos al falso italiano hacia el autobús y en él conocimos a nuestros querido amigos españoles mongolos.
Llega la tragedia. Llegamos a Bolonia y…
- ¿Julia donde está?
- No lo sé.
- ¿Por qué me dice que el número de Julia no existe?
- ¡Yo que sé!
Perfecto, perdidas en Bolonia nada más llegar, justo lo que quería.
Así que decidimos llamar a Marta, para que llamara a la madre de Ju y que la madre de Ju llamara a Ju para que nos llamara a nosotras, muy sencillo todo.
Empezamos el camino hacia el hotel. Vueltas hacia la via Marconi, el maldito nº45 que no había manera de encontrarlo y el bendito portero del hotel, un poco empanado por no decir bastante, pero bendito al fin y al cabo.
Empieza la aventura electrónica. El señor portero nos dio un sobre con la tarjeta de nuestra habitación y para allá nos vamos. El sobre era una hoja en la que nos indicaban en un perfecto castellano (mirar anexo nº1) como entrar en la habitación.
Anexo nº1
“Estimado cliente,
Tal como se acordó dejar la llave de la habitación Nº electrónicos.
Una vez en el 7º piso para sustentar su clave a la placa y luego gris.
1)El dongle es compatible con el mango negro y luego se inserta en la ranura de la puerta izquierda de la sala con el fin de operar el sistema eléctrico.
2)Cuando llevar a cabo la llave electrónica para abrir la puerta exterior y la puerta del dormitorio.
3)El servicio de portería está disponible H24.
4)Para cualquier problema puede llamar al número 3*********
5)Haga clic en el botón para salir del rojo.
6)No dar la vuelta la palanca del cerrojo, de lo contrario corre el riesgo de quedar fuera de la habitación.
7)Los baños no tirar nada más que para el papel higiénico. E >>y el accidente podría SANITRIT sistema que crea graves problemas.
Le saluda atentamente.
C. Z. “
Llegamos al piso, una puerta ante nuestros ojos, acercamos la tarjeta y se abre sin problemas, bien. Entramos en una salita con una mesa con un ordenador, un especie de comedor, una puerta con el nº1 y otra puerta en la que no ponía nada. ¡Ah¡ Y una cámara de vídeo grabando todo lo que hacemos,
A pesar de que en nuestra tarjeta ponía que nuestra habitación era el nº6 lo primero que pensamos es que la habitación nº1 es la nuestra, ¡por que sí! Pero la cordura nos alcanza y vemos que eso no puede ser, así que vamos a la otra puerta.
Nat llama con los nudillo y al no recibir respuesta la abrimos y ¡sorpresa! Es un pasillo con el resto de puertas de las otras habitaciones, ¡bien!
Encontramos la nuestra y acercamos la tarjeta pero no se abre, ¡¿por qué?! Lo volvemos a intentar y por fin se abre, se acabó el drama. La habitación es preciosísima de verdad, no en plan sarcástico. El mejor lugar en el que hayamos estado nunca.
Por fin contactamos con Julia y quedamos con ella, que nos va a hacer la cena. Volvemos al comedorcito, donde esta la puerta de salida a cuya derecha hay un botón rojo. Nat, mientras suplica que ese sea el botón correcto para salir, lo aprieta y si, lo era, menos mal.
Julia se creía que vivía muy cerca del donde estaba el hotel, ¡pero era mentira!
Nos vamos a su piso a cenar, donde conocimos a su compañero Paolo y nos dijo que su palabra favorita era locutorio. Ahora, cuando en España veamos un locutorio siempre le recordaremos.
También conocimos a Laura la suiza, que a Ju no le simpatiza. Toma pareado.
Tras una deliciosa cena, volvimos a Casa Marconi y ¡a dormir!
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