25 de Octubre
Nos despertamos con el diluvio universal y tomamos nuestro último desayuno en el Youth Hostel. En la recepción está nuestro amigo amable pero sin nombre para despedirnos y desearnos buen viaje. ¡Adiós amable caballero!
Cómo he dicho, diluviaba, así que decidimos ir en bus a la estación. A pesar de ser físicamente imposible, conseguimos meternos en el autobús, que estaba petadisimos no, lo siguiente, es más, las puertas no podían abrirse porque chocaban con la gente.
El viaje de vuelta a Florencia en tren conseguimos hacerlo sentadas en un compartimento como dos señoras. ¡Ciao Florencia!
Un hora después estamos en Bolonia y nos persigue el mal tiempo. Vamos en bus hasta el Hotel Holiday, que resulta ser divino: calentito, con tele, minibar, secador de pelo, toallas toallas, no cómo esas falsas toallas sabaneras, una ventana en el techo y lo mejor de todo: no parece Helsinki.
Después quedamos con Ju en la famosa Plaza Verdi y nos tomamos un capuccino en la también famosa Escudería. Después acompañamos a Ju a su piso, que tenia cosas que hacer por allí. Conocimos a Lily, la compañera de habitación de Julia.
Comimos en frente, en el sitio de las 1000 clases de pizzas, recomendado por Paolo. Muy ricas.
Fuente del Parque |
Ju nos contó que en Bolonia hay secretos, como una ventana por la que te asomas y ves una especie de canal veneciano, pero que estaba seco, como el empalmamiento de Neptuno, las flechas clavadas en las vigas de madera o la palabra cannabis.
Como hacia frío y estábamos mojadas nos fuimos un ratico al hotel para entrar en calor y después cenamos en el Mcdonals y a dormir.
Ciao!
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